El uso de una serie de técnicas fisioterapéuticas, acompañada de una correcta medicación, ayuda a controlar los problemas motrices en pacientes con enfermedad neurodegenerativa.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica. Sus principales síntomas son motrices. La rigidez, el temblor en reposo y la pérdida de equilibrio impiden el óptimo movimiento físico.
Cuando el Parkinson se encuentra en su fase avanzada, puede producir disminución de la capacidad respiratoria por falta de movilidad del tórax. Otro malestar crónico puede ser el estreñimiento por disminución de la actividad física. De ahí que sea prioridad lograr que el paciente recupere mayor movilidad.
La fisioterapia, es sin duda, una gran opción para que los pacientes con Parkinson puedan controlar las alteraciones motrices causadas por el padecimiento.
¿Cómo es el tratamiento?
La terapia debe estar enfocada en mejorar la condición física y evitar que el paciente pase mucho tiempo postrado. Puede contribuir a disminuir y controlar el temblor; evitar la rigidez; mejorar el equilibrio y la coordinación.
El objetivo primordial es que facile la realización de las actividades de la vida diaria. Además, debe ayudar a mejorar la ingestión de alimentos y líquidos. Una correcta terapia puede activar la motricidad del paciente al punto de disminuir los problemas respiratorios y problemas del habla.
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